miércoles, 17 de septiembre de 2008

Testificar el dolor.

Se hace preciso hablar del dolor.

Yo sufriendo el mal de Crohn, he padecido en secreto y con reserva los ataques despiadados que el fundamentalismo socio religioso aplicó a mi generación durante los místicos años setenta.

Yo he sufrido el acoso laboral en el puesto de trabajo, he sido falsamente expedientado por la administración pública y de forma injusta he sido procesado para ser absuelto, toda vez que mi fama había sido ya destruida.
Yo debo hablar del daño padecido aunque sea uno de los esfuerzos de los mas sobrehumanos. Porque del dolor intenso apenas se recuerda y mucho menos se comenta, pues su memoria es lacerante, cortante y fustigante.
Sin embargo es preciso, reflexionar sobre el dolor porque la indignidad del individuo deriva inexorablemente de su capacidad de sufrimiento, porque el hombre está confeccionado por la existencia y sus capacidades para ser feliz.
Por eso se me hace imperioso acometer este Blog.
Todo ser humano cuando cae vulnerado por los lazos impertinentes del dolor bien sea físico o emocional, se disuelve, se desparrama, se descompone, se convierte en un amasijo de respuestas viscerales y emotivas, inarmoniosas, descoyuntadoras, triturantes que en su estrago le deshumanizan.
El dolor rompe la dignidad del individuo porque lo cosifica, lo aleja de su genuinidad libertaria. En suma el dolor desespiritualiza al ser humano.
Hacer que el dolor en una persona prevalezca y supere su movilidad creativa es cosificarle, alienarle y destruirle, aunque la actividad médica, educativa o social tenga buenas intenciones.
El presente Blog en parte se presenta de forma siniestra porque la esencia del dolor repugna al ser humano, una porción muy importante de la salud mental huye graciosamente de todo lo que le sugiera o seduzca dolor. Estas líneas se dirigen a los lectores curtidos en experiencias personales grande de dolor bien sufridas personalmente o bien compartidas con pasión compasiva.
Desde aquí pretendo aportar noticias nuevas nombres nuevos y datos nuevos sobre el dolor para entenderlo y resolver su sinsentido cuando es desconocido.
Estas palabras pueden ser de autoayuda cuando el receptor está ilustrado en la recepción de dolor o en su curación desde el punto de vista no solo experiencial sino intelectual.
En este relatorio relacional se vierten conceptos filosóficos biológicos y científicos que aportan en su armonía relacional nueva luz a este misterio de lo sufriente.
He iniciado este Blog vendiendo mi biografía personal de dolor para aportar alguna autoridad a mis palabras. Yo que soy un maestro de escuela viejo, barbicano, enfermo, tuerto y pecador; no aporto ningún reconocimiento académico ningún doctorado ni ningún éxito social solo soy un optimista observador de mi enfermedad crónica de mas de cincuenta años y un compasiente con los múltiples sufrientes que me han acompañado a lo largo de mi vida y como soy inquieto y no he claudicado ante la enfermedad he buscado respuestas en todos los lugares del pensamiento y de la cultura humana.
El conjunto de todas las conclusiones a mis indagaciones sobre el dolor se me escapan en este Blog por un lado como catarsis necesaria y por otro como un pequeño aporte para el que pueda entender que alguna cosa aquí expuesta le pueda servir de utilidad.
El enfermo doliente ilustrado se puede encontrar en algunas cosas reflejado. El sanitario curador puede encontrar nuevas perspectivas para aplicar su arte de sanación. El Pedagogo, maestro o profesor puede encontrar directrices para explicar a los nuevos hombres con cuales dificultades anímicas se van a encontrar.
No es un texto fácil, es amargo de inicio pero a lo largo de sus páginas se inician dulzuras de optimismo provenidas de nuevos entendimientos.
Tradicionalmente se han ocupado del dolor los humanistas por un lado y los científicos por otro de manera estanca. La ética, la psicología y la filosofía han aportado ideas muy sugerentes a la vez que las ciencias de la naturaleza. Sin embargo intento enlazar ambos modos de afrontar el origen, la consistencia y los fines del dolor y el sufrimiento.
No se me caen los anillos ni tengo ambages por reconocer que gran parte del impulso creador de este Blog proviene del consuelo y de la compensación de mis dolores internos, esto es al modo en que el campesino segador al caer la tarde cuando regresa de su esforzada tarea, agotado entona hermosas melodías provenientes del andancio y la galbana que sostiene bajo su sobria sonrisa.
Yo soy un hombre profundamente religioso y en estas líneas se destila un continuo respirar de lo Nouménico del universo, pero las conversaciones entre el dolor y los Divinos designios se someten a las explicaciones racionales y a la contemplación de los hechos naturales, de lo contrario las formas de entendimiento emocional y racional que ha proporcionado el Sumo hacedor para los incapaces de conocerle, quedarían estériles y no se podría acceder a la contemplación de lo inescrutable e incognoscible de la Genuina Naturaleza de lo Divino que sobrepasa lo real.
Pienso que en estos tiempos que corren aportar el paradigma del dolor como forma global de contemplar el universo, hacernos con las cosas y convivir con los semejantes, allana el camino a los hechos incomprensibles y perfila una nueva manera de abordar todos los problemas que a la yoidad del ser humano se le presentan.
Es necesario pero insuficiente explicar las cosas bajo planteamientos económicos ontológicos mecánicos o históricos. El ser humano es de naturaleza doliente y la resolución de todos sus dolores físicos y emocionales engrandece el mundo y perfecciona a la naturaleza.
Es intención mia profunda difundir y mensajear en este texto la necesidad de tratar de forma sagrada y respetuosa a las personas que llevan sobre sus espaldas el dolor crónico bien físico o emocional y que no se atreven a distorsionar las vidas de sus cercanos por miedo a ser aún mas maltratados.
Debemos acercarnos con discreción a los dolientes y debemos respirar los aprendizajes que nos otorgan en las destilaciones de sus plegarias sufrientes.

Este Blog es un homenaje para todos los heridos por el dolor incurable.

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