viernes, 12 de septiembre de 2008

Cuando los malignos acontecimientos torturan a los cuerpos.

Auto del juez Baltasar Garzón en respuesta a la petición del ministro británico de Exteriores sobre casos de tortura posteriores al 8 de diciembre de 1988.

  • Guillermo Salvador Calderón Leiva. Sufrió un codazo, después puñetazos y puntapiés, sobre todo cuando persistió en su negativa en la participación en los hechos que se le imputaban. Le quitaron las gafas y le pusieron cinta Scotch en los ojos y bruscamente le fueron quitados los pantalones y los slips. Luego, con un trapo o esponja húmedos le mojaron los testículos aplicándole corriente eléctrica en varias ocasiones.
  • Patricia Judith Correa Campusano. Le fueron vendados los ojos e interrogada de pie frente a una pared, golpeándole en la cara y la cabeza con el puño, así como le procedían a tirar del pelo para que no se moviera al recibir los golpes. Posteriormente la hicieron sentar en una silla similar a la que usan los dentistas, a la que le amarraron los brazos y le separaron las piernas. Le colocaron un palo en la boca, le mojaron el brazo derecho con agua colocando algo metálico en el mismo, así como en la pelvis, y le aplicaron golpes de electricidad primero de forma breve y luego prolongada según las respuestas dadas. En algunos momentos detenían la aplicación de electricidad y continuaban con patadas y puñetazos. Igualmente escuchaba los gritos de personas que al parecer recibían los mismos tratos.
  • David Pablo Fuentes Acuña. Fue golpeado y sufrió aplicaciones de corriente eléctrica en el cuerpo.
  • Juan Bautista Gatica Molina. 6. Fue golpeado con la defensa, manos, patadas en los codos, brazos y espalda a la altura de los riñones y en la cabeza.
  • Marcelo Samuel Gutiérrez Hernández. Le fueron vendados los ojos y trasladado a una dependencia ubicada en la parte trasera a la que denominaban "cuarto de los suplicios". Mientras estaba semidesnudo y con los ojos tapados fue golpeado. Recibió patadas, puñetazos y golpes con las armas reglamentarias. Sufrió el pau de arará, es decir, le esposaron ambas manos, le obligaron a pasar las piernas flectadas por en medio de ellas introduciéndole un hierro por la parte trasera de las rodillas y la parte delantera de sus antebrazos, alzándole y dejándole colgado de esa postura a más de un metro y medio del suelo. En esa posición fue interrogado para exigirle que confesara el supuesto delito golpeándole la planta de los pies fuertemente. En dicha posición le mantuvieron varias horas y, como no conseguían sacarle la confesión, le pasaron por el cuerpo unos alambres diciendo que le pasarían por la picana, o sea, aplicación de electricidad en el cuerpo. No llegaron a hacerlo. Por motivo de las torturas sufridas perdió parcialmente la sensibilidad.

DE LOS PADECIMIENTOS DE UN ENFERMO DE CROHN DURANTE CINCUENTA AÑOS.

  • Cólicos Nefríticos. Cuando el Crohn impide la absorción del agua por la vías intestinales, se producen piedras en el riñon, que en su trayecto de salida tanto en los uretres, en la vejiga y en los genitales producen dolorosos espasmos quasieléctricos. En los tratamientos médicos graves de estas afecciones, uno es desnudado y sondado a través de sus intimas aberturas.
  • Los Brotes inflamatorios. Cuando el Crohn hincha caprichosamente los tejidos laringeos, estomacales o intestinales; lo hace de modo rítmico y se sienten puñetazos dentro del abdomen, que nunca se acaban, porque cuando ceden, al cabo de breves momentos se vuelven a violentar. Un cierto alivio de esa continua tensión dolorosa, se obtiene mediante el quejido o el grito.
  • La perdida de visión. Cuando el Crohn decide caprichosamente aumentar la presion intraocular, se produce uveitis y glaucoma. Estas afecciones pueden propiciar el encegecimiento de la vista. La sensación comienza como si una venda de tul tapa el visionado de las cosas y llega hasta el ocurecimiento total.
  • El sufrimiento Articular. Cuando el Crohn inflama a traición las articulaciones que enlazan los huesos, todas la inervaciones nerviosas intraóseas, se sienten estranguladas y entonces gritan en un paroxismo grave de calambres dolorosos, que no ceden con el reposo.
  • El cansancio continuo. El Crohn no mata, pero nunca deja de torturar, siempre inflama, hincha o debilita a los organos internos en un carrusel continuo de sintomas desagradables que nunca cesan, y todo ello se manifiesta en un etado constante de fatiga.

LOS TORTURADOS POLÍTICOS QUE HAN SOBREVIVIDO A LA MUERTE, TIENEN EL DÉBIL CONSUELO DE QUE PUEDA QUE YA NUNCA MAS LES VUELVA A SUCEDER. LOS ENFERMOS DE CROHN, NO SABEN CUANDO VOLVERÁN A PADECER TORTURA.

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