¿Cómo se apodera la mente del placer y del dolor.?
Cuando el dolor se presenta en el individuo, una gran multitud de sensores viscerales lo capturan y producen sensaciones de recepción de lo nocivo en el cuerpo.
Las sensaciones dañinas se conducen a través de los canales neuronales a los centros de procesamiento nervioso situados en la médula espinal o en las regiones periféricas subtalámicas del cerebro.
Las señales de dolor en su trayecto hacia los centros procesales nerviosos seleccionan sus caminos de conducción bifurcándose en dos vías muy claras,el dolor visceral y el dolor emocional.
El primer circuito es recorrido por todas las señales de Dolor visceral y el segundo conduce todas las señales de dolor emocional. El dolor visceral informa al organismo al modo de una inundación calámbrica señalando una intensidad determinada y el lugar concreto de donde procede. Las señales de dolor visceral acceden al cerebro y generan los informe de ubicación e intensidad, desde ahí se emiten respuesta endocrinas y motrices para resolver la situación de daño.
El Dolor emocional impregna al sensorio humano del sentimiento oceánico de que “todo va mal” y propone motivaciones de apartamento de las causas del daño. Las señales de dolor emocional, cuando acceden al cerebro proporcionan sentimientos de pérdida de bienestar provocan motivaciones de huida o destrucción y elaboran comportamientos corporales que expresan los sentimientos y las motivaciones.
Toda emoción dolorosa esta compuesta por la expresión conjuntada de sentimientos y motivaciones causados por el daño. Esa expresión se expone motrízmente, mediante la voz o el movimiento corporal y esa expresión sentimental, a su vez se manifiesta mediante una conducta emocional tendente hacia un fin.
Cuando lo normal placentero está presente en el individuo, una gran multitud de sensores viscerales lo capturan y producen sensaciones de recepción de lo normal placiente en el cuerpo.
Las sensaciones normoplacientes se conducen a través de los canales neuronales hacia los centros de procesamiento nervioso situados en la médula espinal o en las regiones periféricas subtalámicas del cerebro.
Las señales de normalidad en su trayecto hacia los centros procesales nerviosos seleccionan sus caminos de conducción bifurcándose en dos vías muy claras. El primer circuito es recorrido por todas las señales de normoplacencia visceral y el segundo conduce todas las señales de positividad emocional.
El placer visceral cuando es muy intenso informa al organismo al modo de una inundación calámbrica señalando una intensidad determinada y el lugar concreto de donde procede, tal es el caso del impacto sensitivo de la explosión placentera de una actividad sexual. Las señales de placer visceral acceden al cerebro y generan los informe de ubicación e intensidad, desde ahí se emiten respuesta endocrinas y motrices para mantener la situación de beneficio.
El placer emocional impregna al sensorio humano del sentimiento oceánico de que “todo va bien” y propone motivaciones de acercamiento a las causas del beneficio. Las señales de normoplacencia emocional, cuando acceden al cerebro proporcionan sentimientos de posesión de bienestar, provocan motivaciones de acercamiento o vinculación y elaboran comportamientos corporales que expresan los sentimientos y las motivaciones. Toda emoción normoplaciente esta compuesta por la expresión conjuntada de sentimientos y motivaciones causados por el placer. Esa expresión se manifiesta motrízmente mediante la voz, la risa …. el movimiento corporal la danza … y esa expresión emocional a su vez se manifiesta mediante una conducta emocional tendente hacia un fin.
El dolor el placer, las sensaciones dañinas, las sensaciones normoplacientes, la conducción de esas señales, las percepciones viscerales y las elaboraciones emocionales constituyen el amplio conjunto de las vivencias de dolor y placer.
1 comentario:
Cuanto dolor en este blog!
Dicen que el dolor magnifica...........y yo digo : que no me magnifiquen tanto!
Saludos
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