miércoles, 10 de septiembre de 2008

Estamos configurados genéticamente por el dolor.


ESTAMOS CONFIGURADOS GENÉTICAMENTE POR EL DOLOR.
En lo mas profundo de nuestros sufrimientos, angustias y dolores, subyace un “No saber que.” Que es la expresión del daño más sutil.
Gracias a ello el ser humano percibe y observa los acontecimientos.
  • Detectando sus maltratos.
  • Los memoriza basándose en sus displaceres.
  • Los entiende según sus probabilidades sufrientes.
  • Ejecuta acciones tendentes a evitar maleficios y obtener beneficios.

Identificada “La genética del dolor”.
En un reciente estudio publicado en la revista “Human Molecular Genetics” se concluye el hallazgo de un gen que interviene y protagoniza la sensibilidad del dolor.
  • "Ésta es la primera demostración de que una variante genética influye tanto en la percepción del dolor humano como en el riesgo de desarrollar una enfermedad de dolor crónico", resume la principal autora del trabajo, Luda Diatchenko, de la Universidad de Carolina del Norte (EEUU).
  • "Hallar un marcador genético para el sentimiento de daño, permitirá identificar a las personas que tienen alto riesgo para desarrollar un dolor crónico y sus enfermedades relacionadas, será posible diseñar tratamientos individualizados que mejoren las curaciones disminuyendo los efectos secundarios y llevar a cabo nuevas terapias para el tratamiento del dolor crónico", ha explicado Diatchenko.
El gen en cuestión es el encargado de procesar la enzima COMT, que controla el nivel de catecolaminas, una familia de neurotransmisores como la adrenalina, la noradrenalina y la dopamina que intervienen en los procesos de generación y evitación de dolor en el cuerpo humano.
  • La Catecol-O-metil-transferasa (COMT) es una enzima, que descompone en compuestos inactivos, tanto la dopamina como a la Levodopa, sustancias que alivian el dolor.
  • Los inhibidores de la enzima COMT, prolongan el efecto beneficioso de la Levodopa, al evitar que esta enzima la destruya.
  • La Levodopa es precursora de la dopamina, elemento decelerante del dolor.
  • Los inhibidores de la COMT aumentan así la vida media en el plasma de la Levodopa, incrementando la concentración de Levodopa y dopamina en el cerebro.
Diatchenko y su equipo estudiaron este gen porque ya existían evidencias acerca de su relación con el dolor.
  • "Aunque nuestro artículo describe el COMT como un factor de riesgo del trastorno temporomandibular, creemos que nuestro hallazgo podría generalizarse a otras enfermedades dolorosas crónicas, como la fibromialgia, las cefaleas crónicas y patologías somáticas como el síndrome del colon irritable o el síndrome de fatiga crónica" Diatchenko.
  • Ahora, esta especialista y su equipo están investigando otros genes del dolor. "Estamos trabajando en la identificación de compuestos del genoma humano que propicien las diferencias en la percepción del dolor, que influyan en el desarrollo de dolor crónico y que predigan las respuestas individuales a la farmacoterapia"…
  • "Creemos que la identificación de estos marcadores genéticos permitirá el desarrollo de nuevas herramientas que lleven a una mejoría en la prevención, diagnóstico y tratamiento del dolor".
  • Luda Diatchenko, Gary D. Slade, Andrea G. Nackley, Konakporn Bhalang, Asgeir Sigurdsson, Inna Belfer, David Goldman, Ke Xu, Svetlana A. Shabalina, Dmitry Shagin, Mitchell B. Max, Sergei S. Makarov and William Maixner: Genetic basis for individual variations in pain perception and the development of a chronic pain condition. FUENTE REVISTA: HUMAN MOLECULAR GENETICS. 2005 ENE.

CUANDO NO HAY CONCIENCIA DE DOLOR SOBREVIENE LA MUERTE.
Había un niño que no conocía el dolor. Se ganaba la vida como artista callejero en el norte de Pakistán caminando descalzo sobre brasas y clavándose cuchillos en los brazos. En el hospital de la ciudad le conocían bien, acababa allí a menudo. Murió antes de cumplir los catorce años después de saltar desde el tejado de una casa.
El caso de aquel niño ha sido estudiado por un equipo científico internacional liderado por la Universidad de Cambridge (Reino Unido). Los investigadores han descubierto que el niño tenía una rara alteración genética que le hacía insensible al dolor físico. El estudio, abre la vía al desarrollo de analgésicos que podrían ser más potentes que los actuales y tener menos efectos secundarios.
Para averiguar qué le hacía insensible al dolor, los investigadores le hicieron análisis genéticos. Los resultados revelaron mutaciones en un gen necesario para el buen funcionamiento de las neuronas especializadas en la percepción del dolor.
Todos los individuos INSENSIBLES AL DOLOR, tienen alterado el gen SCN9A que codifica el canal de sodio Na 1.7, que produce una proteína “v” de la membrana de las neuronas imprescindible para transmitir el impulso nervioso desde el punto donde se produce el dolor hasta el cerebro.
Si tan pocas personas tienen esta alteración genética, creen los investigadores, es porque el dolor es tan necesario para la supervivencia como el hambre, el sueño o la sed. Según escriben en Nature, "el dolor ha evolucionado en todos los organismos complejos para minimizar los daños en tejidos y células".
Los investigadores creen que un fármaco capaz de bloquear la proteína producida por el gen Na 1.7 v podría ser un potente analgésico. Dado que este gen sólo parece actuar en el sistema nervioso periférico, pero no en el cerebro ni en otros órganos como el corazón, lo cual podría tener menos efectos secundarios que los analgésicos actuales. Nature 2006.
Estamos sometidos en nuestro pensar y en nuestras percepciones del universo, al dolor y este es un factor básico de nuestro sobrevivir, porque el sufrimiento nos obliga a evitar las situaciones de muerte y de maltrato ético.
Esta evitación manifiesta uno de los sentidos básicos del sufrimiento, el dolor nos ha acompañado como especie a lo largo de toda la historia de la evolución del los seres vivientes, porque nos ha permitido adaptarnos a los cambios, sobrevivir a las adversidades y seleccionarnos entre los mas convivientes con el daño.

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