miércoles, 12 de noviembre de 2008

La autoconsciencia del YO superadora del dolor.


Por la índole de la relación comunicacional con los demás cerebros, es obligado el conocimiento consciente de uno mismo, por parte del ser humano, en su proceso de maduración.

El cerebro se autoconoce mediante dos redes neuronales, una red reside en el cortex encargado de respuestas, y otra red se incluye en las zonas de memoria. Ambos entramados neuronales, establecen entre sí las siguientes relaciones.
  • Por un lado, el enlace entre el armario intraagresivo y los acontecimientos recordados, como incrementadores de embolsamiento de energía autolacerante, al cual entramado neuronal llamó Freud, Superyó.
  • Y de otro lado, el encadenamiento, entre los acontecimientos memorizados como descargadores de la energía autoagresiva instintiva y las respuestas exitosas, de supervivencia, tanto físicas como sociales, al cual tejido de redes neuronales llamó, Freud, Yo.

El Yo recibe los mensajes de los reflejos instintivos, en forma de sensación de autoestima y cualquier renuncia a esos mandatos, es sentida como desvalorización personal, o perdida de los derechos inherentes al individuo.

  • El Yo recibe los mensajes del Superyó como culpa y disminuye su pulsión energética, realizando, tareas socialmente bien consideradas, que derivan al exterior la presión de la culpabilidad.
  • El Yo recibe resuelve los sentimientos de culpa, elaborando comportamientos obsesivos, que aprisionan a las cargas autoagresivas, en un entramado neuronal cíclico de vaivén, impidiendo que circulen por nuevas redes neuronales.
  • El Yo, se siente agredido, ante la excitación energética, que producen los instintos y su consiguiente estancamiento, en los lugares del superyó.
  • Entonces el Yo y de forma consciente, toma decisiones para actuar emocionalmente hacia el exterior social, de tal modo que obligue al superyó a no destruir la autoestima, que elabora el mundo de los instintos.
  • Por lo cual, el Yo decide, la cantidad de energía que emite fuera de sí mismo, en forma de acciones instintivas y balancea el coste de culpabilidad.
  • A su vez, el Yo, determina, la cantidad de energía que desaprisionan los entramados neuronales, en forma de acciones sociales reparadoras y balancea, el coste de perdida de autoestima instintiva.

Por todo lo anteriormente expuesto, se puede concluir que en el ser humano adulto, todo el origen y expresión del dolor emocional, proviene de las situaciones de pérdida de autoestima o por las conmociones que producen los sentimientos de culpabilidad, derivados de las amenazas.

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