viernes, 12 de diciembre de 2008

La crueldad estimulada o sobrevenida.

Todas las prácticas individuales de Inhumanidad, de fiereza de ánimo, y las manifestaciones de impiedad con los semejantes, son actos de crueldad.
Ningún ser humano está libre de haber actuado con crueldad.
La crueldad a diferencia del ensañamiento y los malos tratos es un flujo de agresividad entre individuos, cuyas consecuencias son permitidas por la sociedad que no las penaliza y las considera como costumbres descuidadas pero no censurables del todo.


EL ORIGEN DE LA CRUELDAD.

Toda acción de crueldad proviene del desarreglo mental, que sufre el individuo cuando no puede soportar dolores físicos o emocionales, en ese momento arroja al exterior toda la carga posible de agresividad que le puede aliviar de de sus malestares internos, y los proyecta hacia individuos cercanos, incapaces de defenderse ante las crueldades emitidas.

Ciertos individuos están aquejados por una inseguridad permanente ante la posible competencia que puedan mantener con sus semejantes. Ello es debido a una infancia llena de crueles agresiones, junto con castigos desmesurados por parte de los padres, las autoridades y el buen orden social.

  • Esto les proporciona una constelación antojadiza, por la que envidian a los sujetos, que en la infancia fueron preferidos a ellos por parte de sus agresores queridos y admirados.
  • Así pues vierten actitudes y sentimientos de venganza contra los que en el presente representan esa posible rivalidad.
  • Los individuos que han sufrido malos tratos en su infancia, aprenden por imitación a llevarlos a cabo, y los ejecutan con algún menor o inferior a su cargo.

Albert Bandura, el creador de la teoría social del aprendizaje, sostiene que los humanos adquieren conductas mediante la imitación. En los niños, afirma Bandura, la observación e imitación se da a través de modelos que pueden ser los padres, educadores, amigos y hasta los héroes de la televisión.

Existe un gran padecimiento de dolor entre los seres humanos que no reciben ninguna muestra de cariño en su diario quehacer.

  • Viven con amargura vengativa, si no son enseñados a superar dificultades a lo largo del crecimiento, por parte del cariño otorgado por las figuras parentales, familiares o sociales.
  • El niño necesita sentirse querido y protegido por los padres o adultos que cuidan de él.
  • Cuando en esta relación se ponen de manifiesto actitudes de rechazo, descuido, negligencia, pobreza del medio, y otras carencias afectivas, el desarrollo físico y psíquico del niño se ve afectado.
  • El adulto es el encargado de organizar la vida de los niños, generando estructuras relacionales que se producen en las primeras etapas de vida.

Cuando los niños están desprovistos de la necesaria estimulación desde las edades tempranas, junto con una pobre relación afectiva.

  • Se presentan desarreglos psicomotrices.
  • Desajustes en el desarrollo del lenguaje.
  • Aparecen diversos trastornos en los procesos no solo de aprendizaje, sino también de la afectividad del niño, pudiendo llegar a situaciones severas de retraso general de su desarrollo personal.

El viernes, al oscurecer, fue la despedida. Vino un encargado del rematante de Castilla por la res.
Pagó; bebieron un trago Antón y el comisionado, y se sacó a la quintana la Cordera.
Antón había apurado la botella estaba exaltado; el peso del dinero en el bolsillo le animaba también. Quería aturdirse. Hablaba mucho, alababa las excelencias de la vaca.
El otro sonreía, porque las alabanzas de Antón eran impertinentes. ¿Que daba la res tanto y tantos xarros de leche? ¿Que era noble en el yugo, fuerte con la carga? ¿Y qué, si dentro de pocos días había de estar reducida a chuletas y otros bocados suculentos?.
Antón no quería imaginar esto; se la figuraba viva, trabajando, sirviendo a otro labrador, olvidada de él y de sus hijos, pero viva, feliz...
Pinín y Rosa, sentados sobre el montón de cucho, recuerdo para ellos sentimental de la Cordera y de los propios afanes, unidos por las manos, miraban al enemigo con ojos de espanto.
En el supremo instante se arrojaron sobre su amiga; besos, abrazos: hubo de todo. No podían separarse de ella.
Antón, agotada de pronto la excitación del vino, cayó como en un marasmo; cruzó los brazos, y entró en el corral oscuro.
Los hijos siguieron un buen trecho por la calleja, de altos setos, el triste grupo del indiferente comisionado y la Cordera, que iba de mala gana con un desconocido y a tales horas. Por fin hubo que separarse.
Antón malhumorado, clamaba desde casa:-¡Bah, bah, neños, acá vos digo; basta de pamemes! -así gritaba de lejos el padre, con voz de lágrimas.
Caía la noche; por la calleja oscura, que hacían casi negra los altos setos, formando casi bóveda, se perdió el bulto de la Cordera, que parecía negra de lejos.
Después no quedaba de ella más que el tintán pausado de la esquila, desvanecido con la distancia, entre los chirridos melancólicos de cigarras infinitas.
¡Adiós, Cordera! -gritaba Rosa deshecha en llanto-. ¡Adiós, Cordera de mío alma!
-¡Adiós, Cordera! -repetía Pinín, no más sereno.
-Adiós -contestó por último, a su modo, la esquila perdiéndose su lamento triste, resignado, entre los demás sonidos de la noche de julio en la aldea.
¡Adiós, Cordera! Leopoldo Alas "Clarín".


Es un acto grave de crueldad desposeer a dos niños de su vaca, la que han cuidado desde que era una ternera, la que les ha proporcionado queso y leche cremosa, la que les ha consolado cuando sufrían, la que les ha hecho generosos, la que les ha otorgado risas y canciones. Su vaca un elemento familiar muy incrustado en sus constelaciones afectivas.

  • La venta de la vaca es una crueldad infame que padece el granjero y ejecuta contra sus hijos, y todo ello está justificado por las necesidades económicas de un paisano pobre, obligado a obtener recursos dinerarios para sobrevivir a la miseria.
  • La compra de la Vaca es un acto de impiedad por parte del tratante de ganado, que justifica su éxito y autoestima regateando un buen precio y calculando sus beneficios comerciales derivados de ventajas gastronómicas.
  • La futura matanza de la vaca muestra una fiereza de ánimo en todo el mundo social, llevado a cabo por adultos que han sido tratados con crueldad en muchas ocasiones desde su infancia.
  • La crueldad no siempre es intencionada, muchas veces proviene del buen orden social.

EL CULTIVO DE LA CRUELDAD EN LA INFANCIA POR RECEPCIÓN DE CRUELDAD.




Entre las investigaciones realizadas sobre efectos de condiciones deficitarias de afecto en niños destacan las efectuadas por R. Spitz. Al estudiar la etiología de las enfermedades defectivas emocionales.

  • Este investigador afirma que “Los daños en las conductas emotivas se derivan, por lo general, de la ausencia física materna, o bien que el sustituto de la madre sea inadecuado o que prácticamente no exista.” R. Spitz.
  • El daño sufrido por el niño es proporcional a la cantidad de tiempo en que padece la perdida de afectividad genuina maternal.
  • Este estudioso distingue, por un lado, la privación afectiva parental o “Depresión analítica” y de otro lado, el expolio afectivo total al cual lo denomina “Hospitalismo o institucionalismo.” R. Spitz
  • Los síntomas se van haciendo más agudos según aumenta el período de separación, llegando hasta el hospitalismo, fase en la que se produce un agravamiento progresivo de la salud del niño con un incremento importante en la propensión a las infecciones, que conducen al marasmo y a la muerte.

Muchos de los niños que se han criado en orfanatos y asilos para huérfanos han presentado conductas similares de las descritas por Spitz.

  • En estas instituciones el pronóstico del desarrollo de los niños no era favorable.
  • Debido a la ausencia de la relación afectiva directa con la madre.
  • Por otra el deterioro en el desarrollo de los niños, se debía a las condiciones en las que tramitaban su vida institucional, sin ningún trabajo educativo o pedagógico dirigido a suplir y contrarrestar la carencia del cuidado materno.
  • Por todo ello, no era extraño encontrar niños con verdaderas manifestaciones de marasmo emocional.

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